El primer ensayo clínico mundial comparando tres tratamientos para la diabetes tipo 1 respalda los resultados de un estudio previo, y confirma que un páncreas artificial, esencialmente externo, mejora el control de la glucosa y reduce el riesgo de hipoglucemia, en comparación con el tratamiento de la diabetes mediante bomba de insulina.
Este nuevo ensayo clínico lo ha llevado a cabo un equipo de especialistas del Instituto de Investigaciones Clínicas de Montreal (IRCM) y la Universidad de Montreal, ambas instituciones en Canadá, dirigidos por el endocrinólogo Dr. Rémi Rabasa-Lhoret. Los resultados son alentadores y podrían tener importantes repercusiones en el tratamiento de la diabetes tipo 1, una enfermedad crónica que puede producir pérdida de visión y problemas cardiovasculares.
El páncreas artificial es un sistema automatizado que reproduce, hasta cierto punto, el trabajo de un páncreas natural en buen estado, adaptando continuamente la liberación de insulina a los cambios en los niveles de glucosa. El páncreas artificial cuenta con dos configuraciones: Una en la que libera solo insulina, y otra en la que libera insulina y glucagón.
Páncreas artificial externo: A la izquierda, dispositivo de vigilancia constante de glucosa. La bomba, sujeta en el cinturón, inyecta insulina bajo la piel del paciente, a la derecha. El sistema de control es en este caso un teléfono inteligente o smartph
Mientras la insulina baja los niveles de glucosa en sangre, el glucagón tiene el efecto contrario y los eleva.
Las personas con diabetes tipo 1 deben controlar cuidadosamente sus niveles de glucosa en sangre para que se mantengan dentro de los valores normales. El control de la glucosa en sangre es la clave para evitar complicaciones a largo plazo relacionadas con altos niveles de glucosa (como ceguera o insuficiencia renal) y reducir el riesgo de hipoglucemia (niveles peligrosamente bajos de glucosa en sangre, que pueden causar confusión, desorientación, e incluso pérdida de la consciencia en casos severos).
El nuevo ensayo clínico demuestra que en sus dos configuraciones el páncreas artificial mejora el control de la glucosa y reduce el riesgo de hipoglucemia, en comparación con los tratamientos basados en una bomba de insulina.
El siguiente paso en esta línea de investigación y desarrollo será realizar ensayos clínicos con cantidades más grandes de pacientes y durante periodos de prueba más largos. Si no surge ninguna dificultad inesperada, la tecnología debería estar disponible comercialmente dentro de los próximos 5 a 7 años.
Se calcula que 285 millones de personas de todo el mundo están afectadas por diabetes, y que aproximadamente el 10 por ciento de ellas padece la de tipo 1. Teniendo en cuenta la cantidad de nuevos casos de diabetes cada año, se calcula que el número de afectados alcanzará los 438 millones hacia 2030, dándole dimensiones epidémicas a este problema.